Las ciudades de Pompeya y Herculano fueron muy prósperas en la Antigua Roma, ubicadas en la región de Campania, cerca de la moderna ciudad de Nápoles. A mediados de octubre, del año 79 d.C., justo después de la vendimia, estas ciudades quedaron destruidas por la tremenda erupción del volcán Vesubio.
Las excavaciones de Pompeya y Herculano comenzaron a ser estudiadas entre el año de 1759 y 1788 por los arqueólogos que llegaron hasta las ruinas de estas ciudades, enterradas por las rocas y cenizas de lava arrojadas por el Monte Vesubio. Se calcula que en el año de la erupción la población de Pompeya era de unas 15,000 personas como máximo. En estas ciudades abundaban las villas vacacionales y contaba con numerosos servicios, el macelum (gran mercado de alimentos), el pristinum (molino), los thermopolia (una especie de taberna que servía bebidas frías y calientes), las cauponae (pequeños restaurantes) y un anfiteatro. La Campania era una fértil región agrícola desde antiguo, probablemente trigales, viñedos y olivares. En el pequeño pero activo puerto de la ciudad, los excedentes agrícolas eran cargados y enviados a Roma y otras grandes ciudades, y sus vinos eran especialmente apreciados.
Un equipo de científicos italianos han utilizado técnicas moleculares y de carbono-14 para fechar y analizar la mitad del aceite de oliva que contiene una botella, que los científicos han denominado “la muestra más antigua de aceite de oliva en cantidades relativamente grandes”, encontrado en las ruinas de Herculano, una ciudad cercana Pompeya también destruida por el Vesubio.
Los triglicéridos de este aceite se han separado en sus constituyentes, ácidos grasos y ácidos grasos insaturados que se han oxidado, generando ácidos de hidroxilo y productos que se han condensado como los estólidos.
Las botellas están resguardadas por el Museo Mann en Nápoles que se piensa, fue encontrado en Pompeya. Durante la erupción del Vesubio, la botella que contiene aceite de oliva fue expuesta a temperaturas muy altas provocando un rompimiento de su estructura química que también ha sufrido cambios durante los 2,000 años que ha permanecido en las botella cerrada. Son cambios químicos típicos de las grasas comestibles que han sido descubiertas por los investigadores de la Universidad Federico II en Nápoles y Vanvitellu en Casete y National Research Council (CNR). La botella fue descubierta en Pompeya y está resguardada en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
El estudio del aceite de oliva contenido en la botella ha sido analizado por científicos del Departamento de Agricultura de la Universidad Federico II y el Museo Mann por especialistas en restos orgánicos preservados en estos depósitos. Para algunos científicos la botella apareció en Hrcolano, pero al igual que otros hallazgos, la información de la fecha exacta en la que fue encontrada se ha perdido.
El paleontólogo y conductor de TV Alberto Angela, durante su visita a Mann notificó que la botella todavía contenía la mitad con aceite de oliva, con lo cual se pidió permiso para que el aceite fuera analizado. Los investigadores conducidos por un equipo interdisciplinario, coordinado por el profesor Rafaele Sacchi, del Departamento de Agricultura, obtuvo el permiso para verificar por vez primera la autenticidad y la identidad molecular y análisis del contenido de la botella, un recipiente que es muy similar a los que se encontraron en pinturas al fresco encontradas en Pompeya. Para algunos investigadores, la sustancia fue encontrada en Hercolano durante los trabajos de la excavación arqueológica que empezaron por encargo del Príncipe d’Elboeuf en 1738 y continuaron por Carl of Bourton. En la botella, una pequeña cantidad había sobrevivido conteniendo las típicas moléculas del aceite de oliva y los triglicéridos que representan el 98% del aceite que a su vez está dividido en ácidos grasos, ácidos grasos insaturados que con el tiempo se han oxidado generando ácidos de hidroxil que durante 2,000 años han reaccionado, formando productos condensados parecidos a los estolides, que nunca se habían visto con anterioridad después de un proceso convencional de alteración natural del aceite de oliva.
Rafaele Sacchi afirmó que este encuentro y análisis es “la muestra más antigua de aceite de oliva que existe en el mundo en suficientes cantidades”. La identificación de la naturaleza del “aceite contenido de una botella arqueológica” es una prueba de valor incalculable e irrefutable que demuestra la importancia del aceite de oliva en la vida diaria de las poblaciones del área del Mediterráneo en particular por los Romanos del pasado en la Campiña Felix”.